jueves, 14 de noviembre de 2024

¿Y si ocurre en el ámbito escolar?

 En los últimos años se han producido importantes avances legislativos que han ayudado a visibilizar el problema; sin embargo, la realidad y las estadísticas muestran que aún queda mucho camino por recorrer. Como problema social, es precisamente la sociedad en su conjunto; tanto los poderes públicos como cada persona en su entorno y en su día a día; la que debe implicarse y seguir luchando para lograr su erradicación.

En esta lucha debemos destacar el papel clave e indispensable que desempeñan los Centros Educativos, por ser contextos privilegiados, para introducir valores igualitarios, libres de prejuicios y de estereotipos sexistas, y proporcionar modelos de relación desde la igualdad, el respeto y el rechazo a cualquier tipo de violencia.

Con frecuencia, los y las profesionales del ámbito educativo son las primeras personas en tener sospechas o conocimiento de una situación de violencia de género. Su adecuada intervención inicial (y posterior actuación de apoyo cercano) puede ser fundamental para lograr una eficaz atención y resolución de estos casos. Se hace necesario que estos o estas profesionales que trabajan en Centros Educativos tengan la información y herramientas precisas para saber identificar y detectar posibles casos de violencia de género.

SUPUESTO 1: ALUMNA VÍCTIMA DE VIOLENCIA DE GÉNERO 

1º: De manera orientativa, podemos considerar como señales de alarma que una alumna está sufriendo maltrato por su alguien son las siguientes: 

  • Su actitud ante el profesorado y sus compañeros/as es diferente a la que solía tener (se muestra irascible, nerviosa, con cambios de humor repentinos sin causa aparente…) 
  • Aislamiento cada vez mayor, consecuencia del control y dominio que su pareja ejerce sobre ella: - Se la ve alejada de su grupo de amistades, en clase, en los recreos, a la entrada y salida del centro... - No quiere asistir a excursiones o a viajes de fin de curso. Abandona actividades extraescolares o de ocio que solía hacer, cambiando sus gustos y aficiones por las de él.
  • Dependencia: Está continuamente en contacto con él a través del móvil o redes sociales.
  • Cambia su forma de vestir o de arreglarse, porque él se lo impone.
  • Disminuye su rendimiento escolar. 
  • Está triste o angustiada, no se concentra en clase.
  • Falta injustificadamente o abandona los estudios. 
  • Expresa opiniones en las que justifica las desigualdades de género, comportamientos machistas, o incluso el maltrato que sufre, restándole importancia, achacándolo a “su forma de ser” o a que “se preocupa por ella y la quiere mucho”, o culpabilizándose ella misma.
En la detección del caso puede servir de gran ayuda: 

  1. La observación sistemática de la alumna, atendiendo de manera especial a indicadores anteriormente descritos. 
  2. La información que puedan proporcionar, siempre con la discreción y confidencialidad adecuadas: - La propia menor, si es ella misma quien lo cuenta pidiendo ayuda. En caso contrario, se entrevistará a la menor, si se considera oportuno, atendidas las circunstancias del caso concreto. (Es importante la observación de las pautas descritas en el apartado C) - El grupo de iguales - compañeros/as, amistades - u otras personas de su entorno más cercano. B) 
PROCEDIMIENTO DE ACTUACIÓN 

Cualquier persona de la Comunidad Educativa que tenga sospechas o conocimiento de una situación de violencia de género ejercida sobre una alumna del Centro, deberá ponerlo en conocimiento del director o directora. Tras esta comunicación, se convocará una reunión con el tutor o tutora de la alumna, la persona responsable de igualdad, y la persona responsable del Departamento de Orientación, a fin de recopilar toda la información posible sobre el caso, analizarlo y valorar cuál será la mejor manera de proceder. Es importe tener en cuenta la actitud de la menor, ya que puede negar los hechos por miedo o por estar inmersa en una relación de violencia de género que le aísla y le confunde.Si la menor accede a acudir al CAVI, será precisa la autorización del padre o de la madre o de sus responsables legales. Seguimiento y evaluación posterior del caso: Deberá mantenerse una comunicación periódica del Centro Educativo, a través del Equipo de Orientación, con la familia de la menor, así como con el CAVI que esté siguiendo el caso. Se informará a este recurso sobre cualquier cuestión que se considere relevante en relación a la evolución de la alumna.

Finalmente, lo mejor ante estos casos es dejarlo en manos de la justicia pero con el simple hecho de darnos cuenta del cambio de actitud y el aislamiento de una persona ya podemos intervenir ayudandol@ cuando más lo necesita.

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